Tener una casa en un pueblo, igual que tener un trastero, es casi una auténtica maldición bíblica. Porque empiezas a guardar todo todo todo, porque "como allí quedará bien"... "como allí hay sitio"... "no vamos a tirar eso..." y acabas teniendo todo el espacio saturado de objetos que no se sabe muy bien ni para qué sirven, ni por qué están allí, ni -al cabo del tiempo- a quién se le ocurrió ponerlos.Y es lo que me va a pasar a mi en esta casa, pero de momento todo va encajando.
%2B21.27.11.jpg)
Mi madre tenía una amplia colección de objetos decorativos y vasijas de cerámica, de muchas formas y de muy diversa procedencia. A mí lo que más me gusta son las cerámicas. Guardamos unas cuantas; bastantes... pero también nos tuvimos que deshacer de un montón, por una pura imposibilidad física de guardarlas. Como aún tenemos unas cuantas cajas con cosas para repartirnos mi hermana y yo, no tengo ni idea de cuántas serán en total las que me voy a llevar a Miranda. Pero habrá muchas, seguro. Y en algún sitio hay que ponerlas, porque para meterlas en un armario, mejor desprenderse de ellas. Como pequeñísima muestra, ahí tenéis algunas.
Así que para que la crisis no nos ataque, estoy empezando a buscar soluciones para colocarlas sin hacer ningún gasto.
lo de instaurar un mercadillo en Miranda ya empieza a ser urgente. no sé dónde vamos a meter tanto chachivache
ResponderEliminarVoy a ir pidiendo el permiso municipal pertinente. Seguro que no me lo autorizan... jaja, a no ser que lo integre ¡en las fiestas de las vaquillas o algo así!
ResponderEliminar