jueves, 24 de mayo de 2012

CASI QUE NO HA LLOVIDO ...

... desde la ultima publicacion. Que se ha pasado más de un mes. Y lo de la lluvia, no lo digo en sentido figurado, sino en sentido literal. Porque en la zona de Miranda de Arga, que llevaban tres años de tremenda sequía (según contaban)..., que ni se acordaban de cuando llovió en serio la última vez...

Pues ha sido llegar nosotros, y el diluvio. Que casi ni hemos tenido un par de días de sol-sol y calorcito, que esto parece el cantábrico. Creo que nos van a sacar en procesión para atraer a las lluvias y olvidar de una vez la falta de agua. :-)

Total, que en estas semanas, hemos estado yendo y viniendo, pasando dos o tres días, incluso una semana entera, y sufriendo las vicisitudes propias de las obras recién terminadas (recordad: IM-PRE-VIS-TOS) que hemos ido toreando como hemos podido.

Y la cosa es que estábamos tan ricamente pasando un fin de semana toda la familia (nuestro bautismo de fuego) cuando, de pronto, por una pared empezó a salir agua como en Niágara. Como había estado lloviendo tres días seguidos, lo primero que pensamos fué en una filtración desde el exterior. ¡Qué preocupación! A ver si ahora se nos va a caer media casa por el agua... Así que a buscar el origen y tratar de encontrar soluciones. Después de una semana de elucubraciones varias, que iban desde que entraba el agua desde el patio del vecino, a que filtraba la lluvia desde lo alto de la casa... resultó ser más prosaico que todo eso.
En el momento de colocar una puerta, el carpintero debió de pinchar un tubo de la calefacción. Y claro, al principio la instalación de calefacción estaba vacía y no pasa nada, y al ponerla en marcha al principio sale poca agua, y no se ve por ningún lado (sí, por eso estuvimos muertos de frío la otra vez... porque la calefacción perdía presión y se apagaba), pero al final, una vez que se pone en funcionamiento todos los días, el agua tiene que salir por un sitio o por otro. Y salió por la pared de la cocina que está justo debajo de la avería.


Menos mal que encontramos el origen y no ha sido tan grave. Eso sí, tuvimos que rascar la pintura para que secara más rápidamente la pared...

Ahora a esperar que seque bien para poder pintar nuevamente todo. Si ya digo que esto parece el cuento de nunca acabar.

Con eso de la lluvia (esa que no veían en Miranda desde hace años...), en el patio nos caía agua a chorros procedente de los tejados de la casa de al lado. Y ¿sabéis qué?...

Síiiiiii, claro...  IM-PRE-VIS-TO. Habrá que poner un canalón para recogida de esas aguas y que no vayan en caida libre.

Aprovecharemos para hacerlo cuando pongan el andamio para pintar el patio, y esperemos que funcione todo.


Y así de susto en susto y de problemilla en problemilla, vamos pasando el tiempo y puliendo la obra y sus remates.

En los siguientes capítulos ya vendrán las cosas positivas, que las tiene, y es que al final a pesar de todo, estoy contentísima con la casa. Me gusta, y mucho. Y casi, casi, me dará pena el día en que todo esté perfecto y no haya nada que hacer. Entonces se nos acabará la diversión y el entretenimiento.

Pero no voy a adelantarme, que aún queda mucho  trabajo por hacer.