jueves, 29 de marzo de 2012

POR FIN, ENCONTRAMOS EL PUEBLO.

Así que le tocó el turno a Internet.
Ese mundo paralelo en el que se encuentra de todo. Y ahí el sector inmobiliario tiene ofertas de todo tipo. Particulares, agentes, nueva y vieja construcción... etc.

Continuamos mirando en Navarra, por la zona de Tafalla e incluso un día llegamos a ir hasta Cintruénigo (un poco más lejos de lo que pensábamos) y... ¡qué casa más preciosa vimos allí!
Enorme. Con un patio fantástico (con una palmera de casi 10 m. de altura). Un granero de lo más bonito que he visto. Pero la dura realidad se impone: necesita una obra importante, y al ser tan grande, el coste será en consonancia. O sea que la descartamos porque, además, Cintruénigo es un pueblo/ciudad, demasiado grande para lo que yo quiero.

Sigo buscando. Y a todo esto ya se estaba pasando el verano. Después de mucho investigar y buscar por la red, encontré que había varias casas en venta en un pueblo que se llama MIRANDA DE ARGA

En cuanto al pueblo cumple con todos mis requisitos: tiene unos 850 habitantes, farmacia (dos), consultorio médico, piscina, bus desde Pamplona. También algunas tiendas. La carretera no pasa por el pueblo sino que lo rodea, y además es muy bonito.

Así que concerté unas visitas a varias casas en venta, y allá nos fuimos (Helena y yo) de expedición, a la caza y captura.

La primera casa que vimos, no tiene patio pero sí una terraza espectacular que lo podría sustituir. Tiene posibilidades de dejarla muy bonita. Pero el precio es alto, necesita obra y, sobre todo, nos resulta un poco justa de tamaño para nosotros.

Otra es grande-grande, incluso demasiado, y con un patio emorme, también necesita mucho arreglo (mucho-mucho,  incluso demasiado arreglo).

La tercera, muy asequible de precio y suficientemente grande, pero tiene una distribución muy complicada y fea y también se prevé una costosa obra. Y tampoco tiene un patio aprovechable.

Para cuando vamos a ver la siguiente de la lista que llevamos... ¡estamos agotadas! Toda la mañana en danza y sin habernos ni sentado a tomar un café. Según los datos que había visto, la dejamos para el final porque era la que parecía menos interesante. Por el anuncio de internet no parecía muy grande; necesitaba algún arreglo, y tenía un patio muy pequeñito y birria. Estuvimos a punto de no ir a verla y volvernos para casa. Pero ya que estamos aquí... ¡nos vamos a verla!

Y es lo que suele pasar. Que las apariencias engañan y cuando menos te lo esperas, ¡salta la liebre! Fue un auténtico flechazo, amor a primera vista... Y según la iba viendo decidí que esta iba a ser  MI "casapueblo" y que me la quedaba. Claro que... no se compra uno una casa así de repente, sin pensarlo más y sin hacer números. Muchos números que hay que hacer.

La casa necesita algunos arreglos que esperamos sean asumibles porque algunas cosas ya las habían arreglado: el (único) baño estaba nuevo, tiene instalada calefacción... hay una cocina también nueva, etc. En contrapartida hay cosas que se tendrían que adaptar a nuestras necesidades, pero eso lo iremos viendo.

Así que después de verlo todo, nos marchamos a casa quedando con los vendedores en que ya lo hablaríamos más adelante, cuando yo decidiera algo (que yo ya lo había decidido, pero hay que hacerse un poco de rogar).

Tan agotadas estábamos, y teníamos tantas ganas de volver a casa,  que ese día ¡NO HICE NI UNA FOTO! Y además, a la vuelta, ¡NO NOS ACORDÁBAMOS DE NADA DE LO QUE HABÍAMOS VISTO! Ni de cómo era la fachada; ni de cuántas habitaciones tenía; ni de cómo estaban distribuidas; ni del tamaño de las ventanas, ni... ni... etc.

Esto ya lo subsanamos en el mes de octubre, cuando volvimos a visitar la casa con ayuda "facultativa" para que emitiera su visto bueno a la compra. Esta historia, en el próximo capítulo.

1 comentario:

  1. Parece mentira que ni una ni la otra hiciéramos fotos... es vedad que estábamos agotadas. A mi me gustó la de la terraza grande pero... esta también. ¡¡¡Ya falta menos!!!

    ResponderEliminar