lunes, 15 de junio de 2015

LA SILLA DE MI RUMANA

Tal como dije hace cuatro días, mi rumana se encontró aquella silla tan mona y tan repintada, e intentó lijarla con pobre resultado.

Así que me la traje al pueblo, y con la lijadora eléctrica pensé que iba a ser pan comido. Pero no. Cuando ya casi se me habían agotado las lijas, y me había agotado yo (más que las lijas), decidí que con quitar bien la pintura del asiento, ya valía. En realidad es para dejarla en el patio, con alguna planta, así que tampoco vamos a ponernos exquisitos.

Unas manos de pintura y un poco de barniz en el asiento... ¡tacháaan! Acabo de empezar mi "colección" de sillas. Ahora tengo que salir de cacería a las basuras a ver si encuentro alguna más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario