Aquí no hay más que darse una vuelta por el pueblo para que alguien te regale cosas tan deliciosas como estas. Mira que los piquillos son buenísimos. Pero cuando son recién cogidos en la huerta... la cosa es excelsa.
Cogemos los pimientos y tenemos que asarlos. Alguna vez ya puse cómo se asan muy bien en la plancha del butano. Pero esta vez me daba mucha pereza empezar a sacar todos los artilugios.
Vamos a aplicar el "Plan B" de asar pimientos.
Se ponen en una cazuela de esas anti-adherentes con un (muy) poquito de aceite y un poco de agua. Y se les da caña con fuego fuerte.
A cada ratito (cada 3 o 4 minutos) se les va dando vueltas, y en unos 20 o 25 minutos ya tienen la piel torradita y que se desprende muy fácil.
Ahora viene lo más pesado: pelarlos, pero si están bien tostados no cuesta tanto.
Y, por fin, ya no queda más que la degustación. Se pueden hacer con unos ajitos. Pero así mismo, con un chorrito de aceite crudo y un poco de sal gorda, tienen un sabor indescriptible.
No se me había ocurrido utilizar la sartén como asador de pimientos. ¿Vale también para los gordos? Chafándolos un poco cabrían en la sartén con la tapa. Qué me dices, oh mi musa de la cocina fácil y sin complicaciones...
ResponderEliminarJaja, supongo que si coges una sartén grande... pero yo los que tenía eran piquillos, que son más pequeños y más finos... no puedo hacer de Argiñano en este caso...
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