Aún no se si prefiero hacer el papel de Ricardo Corazón de León peleando contra el infiel (es decir, las hormigas y los pulgones)...
... o ser un Ghostbuster detectando y fumigando a los "fantasmas" (o sea, las hormigas y los pulgones, que a simple vista igual no se ven, pero haberlos, ¡haylos!).
Realmente la imagen de los que perseguían a los fantasmitas blancos no puede competir con la presencia imponente de un guerrero subido a un hermoso corcel... así que creo que me veo más en cruzada que en exterminio. Que no hay que perder el glamour en ninguna circunstancia.
Pero... en cuanto que las hormigas detectan que sale una nueva "víctima", ahí se van a colocar a sus esclavos a trabajar. Según lo que veo, los pulgones apenas se desplazan. Se quedan en su lugar de trabajo a producir y esperar a que lleguen nuevamente las hormigas a recoger la melaza.
El obrero perfecto, vaya. Y seguro que ni están sindicados ni tienen comité de empresa :-)
Sigo con las pulverizaciones de agua con jabón, y cortando las puntas que se ven más infectadas... y también (confieso) con la ayuda del fumigador que vino a hacer un tratamiento antihormigas. De estas ahora hay muchas menos, y espero que a menos hormigas, menos pulgones...
¡Menudo trajín! La cruzada es dura, pero yo seguiré hasta la victoria... jaja.
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