miércoles, 21 de marzo de 2012

ASÍ EMPEZÓ TODO

Empecé mi proyecto "casapueblo" hace más de un año. La motivación: conseguir el cambio de aires para mis nietos al que tan aficionados eran los padres del siglo pasado. Y es que aunque parezcan remedios de abuela, estoy convencida de que ese cambio produce grandes beneficios en la salud de los pequeños. Así que me puse a ello, y aquí va el relato de todo el proceso hasta llegar a tener "mi casapueblo".
Y es que no es fácil, no. 
Para hacer un "proyectocasapueblo", lo primero de todo es encontrar "unpueblo".
Elemental, querido Watson. Sin pueblo, no hay casa; y sin casa, no hay "casapueblo". Así que aprovechando la circunstancia inmobiliaria del país, empecé por mirar en las páginas de una caja-banco (... sin que sirva de propaganda: La Caixa) que tiene centenares de pisos, casas, solares, edificios enteros tanto antiguos como  recién construidos... en fin: la cueva de Ali-Babá (nunca mejor empleada la expresión) llena de tesoros por explorar.
Hay que delimitar la zona geográfica: tiene que estar -como máximo- a una hora y media en coche desde nuestra ciudad de residencia. Como lo que necesito es zona seca, en principio lo interesaante es Álava, La Rioja y Navarra. Y, en principio, a mí me gusta Navarra y mis nietos tienen orígenes navarros...
Así que empezamos con que ya tenemos la provincia
Ahora vienen las condiciones que tiene que tener el pueblo. Quiero que sea lo bastante pequeño para poder hacer vida "de pueblo". Es decir, que los niños puedan andar a su aire, que no tenga tráfico en las calles, que sea abarcable. Y a la vez, suficientemente grande para que cuente con los servicios -llamemos- indispensables (comestibles, pan, farmacia, médico, etc.). Muy importante: que tenga piscina. Y, por último, que haya posibilidad de llegar en transporte público, por si acaso.
Ahora ya sabemos cómo tiene que ser el pueblo.
La casa, no se cómo tiene que ser. No quiero una casa nueva o en urbanización, sino una casa de pueblo-pueblo. Tiene que ser amplia porque nuestra familia lo es, pero que tampoco se nos vaya de las manos y resulte inasumible. Que se pueda habitar con poco arreglo. Y, muy importante también, que tenga al menos un pequeño patio, que los urbanitas ¡nos morimos por comer al aire libre!
La cosa pinta difícil... pero no hay misión imposible cuando uno se propone algo. Así que... ¡a por ella!

No hay comentarios:

Publicar un comentario