Este verano pasado ha sido intenso... con estancia de nietos en grupo incluida. Y el día no tiene suficientes horas para llegar a todo. Pero siempre hay cosillas que hacer, además de entretener a los niños.
Además, siempre está mi rumana alerta para encontrar los tesoros que se acumulan por las calles. Cosas que nadie quiere, pero que pueden ser MUY interesantes.


Y ya en el apartado de regalos (que es otro filón de tesoros), un bidón de más de 200 litros que estaba bastante roñoso (no me acordé de sacar foto del antes!), que después de limpiarlo bien y pintarlo de color negro, ha ido a la fachada exterior con un arbusto (una adelfa que espero sobreviva en esa ubicación).
Después de tanto trabajar, hay que tomarse un descanso y tomarse un vinito con un pintxo. Pintxo al estilo navarro:
y eso que pedimos un pintxo "pequeño"... si llegamos a pedirlo grande, nos traen una barra de pan con un kilo de txistorra!
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