Para intentar solucionarlo (y siempre con el imprescindible asesoramiento técnico), compré pintura de silicato que -a tenor del precio- tiene que ser mano de santo: ya veremos con el tiempo lo que pasa, y el otro día me lancé al tajo.

(Inciso: estábamos a unos 32º en ese momento, pero con el toldillo de sombreo y que aquí yo aguanto mejor el calor... pues a pintar!).
Ya se ve terminada. Un pelín diferente ha quedado el color, pero teniendo en cuenta que son pinturas diferentes, y que me lo prepararon a ojo, casi ni se nota.
Hay otras zonas que están esperando su turno, y ¡cualquier día de estos las dejo niqueladas!
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