Pero eso sí, este día en Miranda se sigue celebrado por todo lo alto. Haya, o no haya caza.

Así, los cazadores obsequian a todos los habitantes y visitantes del pueblo, a un almuerzo consistente en higaditos de conejo que cocinan alli mismo, y ya me estuve fijando en cómo los hacían y no tenía más que mucha cebolla cortada y los higaditos. Muy facil y muy sabroso. También unos pescados del mismísimo río Arga que se fríen también sobre el terreno. En esta ocasión, eran barbos y de buen tamaño, además.
Luego se cocina la caldereta de patatas y conejo, que es el menú para los cazadores (sólo hombres, aclaro) y no cazadores, que se reúnen en el frontón y dan buena cuenta de ello. Ahí están las patatas peladas, cortadas y esperando a su turno, y también veis a uno de los cocineros moviendo el guiso con una "cuchara" que parece un remo de trainera...El guiso ya terminado, esperando a que venga el tractor para llevarlo al frontón. A esa comida están invitados todos los hombres que quieran apuntarse, y la única condición es llevar de casa un cubierto y un plato o cazuelita para poder comer. ¡El aroma, es una pena que no pueda apreciarse! Para el próximo año, repetiremos.

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